ADVERTENCIA.

Propónese únicamente en esta advertencia preliminar la Academia Española reconocer deudas de gratitud y manifestar con brevedad y sencillez las novedades por que la duodécima edición de su DICCIONARIO DE LA LENGUA CASTELLANA se distingue de las demás.

En la de 1869 omitió, razonando su acuerdo, las llamadas correspondencias latinas que siempre había llevado este libro, y ahora, en vez de tales correspondencias, da las etimologías de los vocablos españoles; pero, lejos de estimar del todo acabado y perfecto su trabajo en tan ardua materia, no ve en él sino tentativa sujeta á corrección. La necesidad de llevarlo á cabo perentoriamente para que por mucho tiempo no careciese el público de este DICCIONARIO, cuya última edición estaba agotada, ha sido causa de que en la nueva no se atribuya etimología ninguna sin estar suficientemente comprobada por los críticos más largos y felices de estudio. En caso de duda, ha parecido preferible, á omitir la etimología, darla con signo de interrogación. Si filólogos españoles ó extranjeros hicieran acerca de esta peligrosa labor útiles observaciones, la Academia se complacería en aprovecharlas.

Otra novedad de la duodécima edición es el considerable aumento de palabras técnicas con que se la ha enriquecido. Por la difusión, mayor cada día, de los conocimientos más elevados, y porque las bellas letras contemporáneas propenden á ostentar erudición científica en símiles, metáforas y todo linaje de figuras, se emplean hoy á menudo palabras técnicas en el habla común. Tal consideración, la de que en este léxico había ya términos de nomenclaturas especiales, y las reiteradas instancias de la opinión pública, lograron que la Academia resolviese aumentar con palabras de semejante índole su DICCIONARIO; aunque sin proponerse darle carácter enciclopédico, ni acoger en él todos los tecnicismos completos de artes y ciencias. Algunos hay que no ofrecen señales inequívocas de duración, y raro es aquel en que no abundan dicciones híbridas ó, por diverso concepto, impuras, á que no conviene dar cabida en el vocabulario de la Academia: la cual, decidida á cumplir su espinoso intento con arbitrio discrecional, ha elegido, de entre innumerables términos técnicos, los que tienen en su abono pertenecer á las ciencias y las artes de más general aplicación, haber echado hondas raíces en tecnologías permanentes y estar bien formados ó ser de ilustre abolengo, como nacidos del griego ó del latín. Al definirlos se ha esquivado emplear voces de igual género, que, para quien no las comprendiese, hicieran la definición ó poco ó nada inteligible.

En palabras, acepciones y frases del lenguaje literario y vulgar es también más copiosa que otra ninguna la presente edición, donde los artículos nuevos se cuentan por miles, y por decenas de millares las adiciones y enmiendas hechas en los antiguos. Varias de las palabras admitidas recientemente son neologismos que se han creído necesarios para designar cosas faltas de denominación castiza, ó que por su frecuente y universal empleo ejercían ya en nuestra lengua dominio incontrastable. Á los que hoy la afean y corrompen sin fundado motivo, ni siquiera leve pretexto, no se ha dado aún carta de naturaleza. La Academia no puede sancionar el uso ilegítimo, sino cediendo á fuerza mayor.

Asimismo ha cuidado de acrecentar en su léxico el número de los diminutivos y aumentativos que no acaban en ico, illo, ito y en on y azo. Pero, exceptuados aquellos que tienen acepciones de positivos ó alguna particularidad excepcional, se han suprimido todos los de estas vulgares desinencias, como igualmente los superlativos en ísimo que conservan sin modificación alguna las letras radicales de los vocablos de que proceden. En ningún diccionario constan, ni es preciso ni quizá posible que consten, todos los diminutivos, aumentativos y superlativos de estas desinencias usados en el lenguaje familiar: incluyendo parte de ellos tan sólo, se haría creer que las exclusiones significaban reprobación: de eliminarlos todos, con las excepciones indicadas, no resulta daño ninguno, porque las reglas de su formación, que pueden y deben estudiarse en la Gramática, irán, á mayor abundamiento, como apéndice del DICCIONARIO.

El aumento indirecto encarecido en el prólogo de la edición anterior se acerca en ésta a sus últimos límites, por haberse ahora adoptado regla más eficaz para evitar que lleve el calificativo de anticuada ninguna voz que no deba llevarle: caso en que, descontadas muy pocas, están cuantas viven con juventud eterna en las obras de ingenios próceres de los siglos XVI y XVII.

Minucioso examen de toda la obra ha permitido librarla de errores materiales que desde muy antiguo la mancillaban. Cometidos, por regla general, en voces hoy olvidadas ó desconocidas, no era nada fácil notarlos ni se podían comprobar sino con el estudio etimológico de dichas voces, ó pidiendo favor á literatos españoles ó americanos idóneos para dar noticia de ellas por algún motivo especial, ó buscándolas, á costa de ímproba fatiga, ya en códices muy peregrinos, ya en ediciones príncipes de los libros en que fuera dable encontrarlas; y así la Academia, como los autores de otros diccionarios que han reproducido estos yerros, merecen disculpa.

La nueva ortografía observada en el libro no consentirá ya dudar acerca de la verdadera prosodia de ninguna de las palabras en él incluídas.

Lisonjéase además la Academia de haber regularizado el plan general de la obra, ordenándola y esclareciéndola, y facilitando así el trabajo de quien la estudie. Compuesta, no por un Académico solo, ni por varios, sino por toda la Corporación, de temer es que aun adolezca de faltas de método, casi inevitables en labor de muchas personas con igual señorío. Tampoco en diccionarios que una sola hizo ó dirigió sin contrariedad, escasean tales imperfecciones, superabundantemente compensadas en el de la Academia con la ventaja de haber contribuído á componerle hombres nacidos y educados en diferentes regiones de España y dedicados al estudio y cultivo de distintos ramos del humano saber.

Será parte igualmente á facilitar el hallazgo de cuanto en el libro se busque, lo claro y vario de los caracteres tipográficos empleados dentro de cada artículo.

Ni deja de merecer alguna estimación el empeño con que la Academia ha procurado y conseguido encerrar el nuevo DICCIONARIO (sin hacerle por sus condiciones materiales incómodo ó ingrato a la vista) en un solo volumen, cuyo precio será inferior al de publicaciones análogas. La supresión de diminutivos, aumentativos y superlativos, á distinta causa debida, contribuyó al logro de este empeño, y con el mismo fin se arbitraron medios tan oportunos como el de purgar de palabras inútiles las definiciones, al par beneficioso por más grave razón, y como el de emplear únicamente siglas en las abreviaturas, siempre que así era dado hacerlo sin detrimento de la claridad. Antes, por ejemplo, se repetía en muchas ocasiones Úsase también como sustantivo, y ahora no se repiten más que las siglas Ú. t. c. s.

Á consecuencia de las adiciones, enmiendas y reformas enunciadas y de otras cuya explicación sería prolija, algo ha debido ganar el libro; y si se exceptúa la primera edición, superior á todas en virtud de los textos de autores clásicos que la ennoblecen, ninguna de las posteriores iguala quizá en mérito relativo á la última, realzada principalmente á los ojos de este Cuerpo literario por contener abundante fruto de ajena solicitud. Las Reales Academias de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y de Medicina, dando inestimable testimonio de hidalguía y generosidad, han ilustrado, con no escasa copia de artículos concernientes á las materias en que tienen irrecusable autoridad, el nuevo léxico de la lengua patria. Pertenecen otros de los aciertos que le avaloran á las Academias Colombiana, Mejicana y Venezolana, Correspondientes de ésta, y á insignes americanos que ostentan igual título. Ahora, por vez primera, se han dado las manos España y la América Española para trabajar unidas en pro del idioma que es bien común de entrambas: suceso que á una y otra llena de inefable alegría y que merece eterna conmemoración en la historia literaria de aquellos pueblos y del que siempre se ufanó llamándolos hijos. Correspondientes españoles de esta Corporación y personas á ella extrañas la han agasajado también con dádivas inapreciables. Á los Cuerpos mencionados, á los Correspondientes nacionales y extranjeros, á cuantas personas han intervenido en el mejoramiento de la obra, rinde la Academia Española tributo de inextinguible gratitud; y sólo porque discernir lo que debe á los esfuerzos de cada cual no está en lo posible, se contenta con publicar una lista de todos sus muníficos bienhechores. Si no fuese completa, estímense las omisiones involuntarias y dignas de perdón.

El Rdo. P. Fita, que es Correspondiente, pero no individuo numerario de esta Academia, ha pertenecido, por su indiscutible autoridad como erudito y poligloto, á la Comisión encargada de estudiar los orígenes de nuestro idioma; de donde resulta ser hoy la Academia deudora insolvente, porque los servicios prestados por varón tan ilustre en el desempeño de su cometido, no se pueden pagar ni con la mayor gratitud ni con la mayor alabanza.

Tampoco fuera justo callar que en los Académicos de igual clase Sres. D. Agustín de la Paz Bueso y D. Fausto López Villabrille, y durante algún tiempo en D. Ambrosio Fernández Merino, han tenido celosos y doctos auxiliares la Comisión de que se acaba de hablar y la llamada á dirigir los trabajos de la edición, en que, según se afirmó antes, ha empleado su actividad toda la Academia.

Cree ésta, como también se ha dicho, haber mejorado su DICCIONARIO: no cree haber puesto fin á la tarea de aumentarle y de corregirle: tarea que no concluye jamás sino para empezarla de nuevo, porque sabe que el léxico de una lengua viva nunca está definitivamente acabado y porque ella mejor que nadie conoce lo imperfecto del que es obra suya, No le sorprenderá, por tanto, la censura atinada, ni desoirá ningún consejo, venga de donde viniere, ni dejará de acatar la buena intención, aunque no la recomiende el acierto. Para la patriótica y, por muchas razones, meritoria empresa de elevar el diccionario de la lengua castellana hasta el último grado de perfección á que la voluntad y el entendimiento del hombre puedan elevarle, siempre recibió y siempre recibirá la Academia con íntimo júbilo el amparo de los entendidos y del público en general. Á España entera importa que se conserve íntegra y pura y se enriquezca sin desodoro el habla que es agente eficacísimo de su gloria, prenda de su independencia, signo de su carácter.


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